El futuro de los cuidados de larga duración

“Se estima que, en caso de desarrollar dependencia, las personas mayoritariamente (cerca del 75%) quieren envejecer en su casa. La alternativa institucional de ingresar en una residencia es la segunda elección, posiblemente ante la falta de otras alternativas de vivienda” (Matia Fundazioa).

En este contexto surgen los cohousing. En España se van materializando poco a poco iniciativas de estas viviendas colaborativas, como un modelo sostenible y beneficioso para las personas que habitan esos espacios.

Una forma de vida en comunidad donde las personas tengan cubiertas sus necesidades de cuidados de manera continua y completa, reduciendo así el riesgo de perder facultades.

«Vivir de forma independiente no significa vivir en soledad».

Cuidados de larga duración

“La violenta irrupción de la COVID-19 a escala mundial ha trastocado gran parte de las bases estructurales que sustentan la mayoría de las sociedades modernas. En todas ellas el grupo de población constituido por las personas más mayores y, sobre todo, aquellas que viven en situación de dependencia han sufrido las consecuencias más trágicas de esta enfermedad.

Estos sucesos han visibilizado un sistema de cuidados frágil, poco adaptado a las necesidades actuales de la población en situación de dependencia, tanto en el modelo de apoyos y atenciones que ofrece como en su adecuación a las preferencias y deseos de las personas que lo utilizan. […] La reformulación del modelo de cuidados en el entorno domiciliario obliga a emprender un conjunto de acciones que van desde los necesarios cambios en el modelo de gestión de los servicios sociales públicos, hasta la reconsideración del papel de los profesionales del cuidado, que requieren un amplio proceso de formación, acompañamiento y dignificación de sus condiciones laborales.

En cuanto a la atención residencial, que en España desde hace años transita entre modelos hospitalarios y hoteleros, el proceso de cambio pasa por el reconocimiento de que el concepto vivienda en torno al paradigma housing debe presidir este complejo itinerario de transformación. Las personas desean permanecer en su domicilio y “si no es en casa, como en casa”. Cambios ambientales que acerquen los centros residenciales a entornos domésticos y transformación organizacional facilitarán otra forma de entender el cuidado, focalizado en la vida cotidiana y la personalización de la actividad con sentido para las personas”.

Estas líneas están sacadas del capítulo 5 del Informe España 2021 de la Cátedra José María Martín Patino de la Universidad Pontificia Comillas “El futuro de los cuidados de larga duración ante la crisis de la COVID-19” escrito por Mayte Sancho y Teresa Martínez.

En la Jornada de la Fundación Ramón Areces, a la que asistimos el pasado 14 de marzo, se pusieron encima de la mesa el debate los cuidados de larga duración, la precariedad del sistema y la formación de sus profesionales.

Cuidados centrados en las personas

Para responder a los deseos y preferencias de las personas en cuanto a los cuidados tendríamos que revisar el modelo de residencia. Un modelo que genere autonomía en las personas, lo que implica intentar evitar que las personas entren en residencias y tender hacia alojamientos más pequeños, modelo doméstico, que sigue generando incertidumbres y resistencias.

Un buen comienzo es llevarlo al nivel individual y local, pero teniendo en cuenta la experiencia de la persona y familia que buscan los cuidados. Cerca del 12% de la población es cuidadora y emplea unas 20 horas de cuidados a la semana (no remuneradas) debe haber un sistema que permita avanzar hacia una conciliación real y que la misma no recaiga sobre la mujer.

En general se plantea un modelo de vida cotidiana diferente donde los perfiles profesionales sean variados. Un modelo hogareño que proteja los derechos de las personas con dependencia, basado en su autonomía y que reduce el riesgo de perder facultades. Un modelo que es más caro, y que por ello necesitará mayor financiación para formar y pagar bien a las personas cuidadoras.

Destacamos la intervención de Teresa Martínez, gerontóloga del Principado de Asturias, que destacó tres aspectos clave para avanzar en cuidados centrados en las personas:

  1. El buen cuidado. Un enmarque ético poniendo el foco en buscar el cuidado de la persona. Recibir cuidados no debe significar perder el control de la propia vida. Cuidar va mas allá de dispensar tareas y cuidados. Cuidar es acompañar vidas que merezcan la pena vivir. Para avanzar necesitamos seguir insistiendo en la concienciación social de esta mirada y un cambio cultural hacia las personas con discapacidad, con independencia de la edad.
  2. Cuidado profesional.  La importancia de las relaciones entre personas cuidadas, familiares y profesionales. El buen cuidado no es solo un buen trato, es una responsabilidad ética de las organizaciones. Debemos tender hacia modelos organizativos colaborativos, donde la autonomía de las personas avance. También dar importancia al apoyo a los equipos de trabajo, con condiciones de trabajo más dignas y un acompañamiento a las y los profesionales.
  3. Giro del modelo residencial. En los países nórdicos llevan décadas haciendo la transición desde un modelo de cuidado en instituciones a viviendas para una vida en comunidad. Las claves son:
    • Ampliar las opciones. Ofrecer distintos modelos de alojamiento, ya que las personas y territorios no son iguales.
    • Búsqueda de lo hogareño. Hablar de lo significativo para cada persona, en las actividades, en los espacios, u otros aspectos.
    • Lograr la combinación de la vida privada con la vida en lo común. En España es un reto porque la privacidad es un derecho.
    • Concepto de vivienda con apoyos para toda la vida. Este giro debe pasar por un diseño y un enfoque comunitario e intergeneracional. Repensar si queremos otro tipo de espacios que genere vida significativa y deseada para las personas.

Para acabar, no queremos dejar pasar la mención a la demencia, donde los cuidados no solo deben venir de la familia y profesionales, sino que debe haber un apoyo de la sociedad. Hay que implicar a la comunidad en el bien común, y de ahí también la importancia del voluntariado.

«No es solo lo que necesitamos, sino lo que nos merecemos».

Puedes ver la Jornada completa en el canal de YouTube de la Fundación Ramón Areces: mesa 1 y mesa 2.

Cohousing Bustarviejo

Cooperativa de viviendas en cesión de uso. Proyecto de convivencia intergeneracional y ecosostenible en la Sierra Norte de Madrid.